En estos días, tuvimos en casa dos calaquitas.
Sucede que en el CENDI, y en el Jardín, fueron disfrazados los niños de calaverita (no de otra cosa), con el afán de hacerles notar que son días (los primeros de noviembre) consagrados a quienes han atravesado por fin este valle de lágrimas.
También fue una oportunidad para retratar a Ío junto al altar que colocaron los padres de familia junto con el personal del Jardín:
El estilo del altar de este año fue de acuerdo con la región de los Altos de Jalisco... y aunque está destinado a las almas del purgatorio, se colocó una imagen de una virgen (¿estaría ella en dicho lugar, que además ya no existe?). Creo que en su lugar, y atendiendo al laicismo de la escuela mexicana, hubieran puesto mejor imágenes de muertos... próceres, por ejemplo, ¿no?
También pudimos captar algunas imágenes de los "verdes" sobre la ballena (la cual, pensándolo bien no es tal, ni pez; más bien sería un ajolote pues no presenta ninguna aleta, jajajaja).
Ese mismo día, Ío y yo nos fuimos al correo para depositar una carta que escribió a su maestra. Ella misma quiso poner los datos en el sobre pero sólo le permití el nombre (yo puse la dirección, para garantizar su llegada).
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