La hora del cuento de hoy, día de la Patria, resultó muy provechosa. Tanto así, que escribí un pequeño texto en el portal de la
librería Gandhi dando mi opinión sobre el libro con el que seguramente están soñando Ío y Bruno en estos momentos. Esto fue lo que anoté allá:
Para invitar a los niños a la lectura no hay nada como libros de éstos: sencillos pero muy didácticos. El texto se compone por pequeñas poesías a propósito de frutas mexicanas, cuyos nombres vienen en distintos colores. Las ilustraciones dan una idea al lector sobre el tamaño de las plantas en
relación a una persona. La portada sirve para introducir el concepto de bodegón como tema pictórico. Todo es saber explotar el librito.
Y es que sí: el ejemplar es pequeño, pero sólo en tamaño.
Este libro lo leímos hoy para dormir. Tiene mucho tiempo que lo compramos, y de hecho ya lo habíamos abordado en otro momento, pero hoy pudimos darle un tratamiento más completo.
La dinámica que seguimos fue la siguiente: pregunté a los todavía insomnes cómo se llama el libro. Respondió Ío (acertadamente, pues recordemos que ya en segundo grado, si no leyera, estaría yo jalándome la greña). Les pregunté entonces de qué creen que trata. Respondieron ambos.
Les hice notar la portada: ¿qué está fotografiado ahí? ¿Cómo se llaman esas frutas? ¿Las conocen? ¿Saben qué nombre reciben los dibujos, pinturas o fotografías que se tratan sólo de comida? Y ahí introduje el concepto de bodegón como tema plástico.
De ahí pasamos, texto por texto, a la lectura; cada uno de ellos abarca dos páginas con sendas ilustraciones: a la izquierda (página par) la fotografía de la fruta y a la derecha, un dibujo que representa a la planta y a Traviesa, protagonista "indirecta" del libro. La niña está sólo dibujada a tinta; la planta, a todo color. Se representa muy bien la proporción vegetal-humano.
Recordemos las etapas de conceptualización de la escritura de ambos niños: completamente alfabética (ya hasta está aprendiendo la letra cursiva, mi niña) y presilábico, Bruno.
Los interrogué sobre la planta que aparece en el lugar de mayor visibilidad. Les hice notar cuántas "Traviesas" caben en la planta. A continuación leí la estrofa completa. A Bruno le preguntaba "¿qué crees que diga aquí?", señalando la palabra a color (que es el nombre de la fruta). A Ío le preguntaba cuáles palabras rimaban, y le remarqué que éstas van al final de cada renglón... ¿y cómo se llaman los renglones que riman? ¡Versos!
De pronto le decía: "tú y yo leemos juntas". A Bruno: ¿te gusta esta fruta? ¿En qué película sale tal o cual (por ejemplo el nopal)? ¿De qué color es la fruta? ¿Cuál es su forma?
Vuelta a leer el texto (poema) completo haciendo énfasis en el ritmo.
En algunos casos, resaltar cuestiones ortográficas: "Ío, ¿por qué hay lleva hache? ¿por qué ay no lleva?
En otros casos, predicción: tapando la segunda parte de un poema: "¿con qué palabras rima sabía?"
En el caso del nopal, les dejé tarea: ¿en dónde, en qué dibujo famoso aparece un nopal? Mañana les pregunto.
Ahora que visito la página del
hogar del libro que hoy nos ocupa, entiendo a la perfección que
Dime, Traviesa, qué fruta es ésa pertenezca a la colección de Bibliotecas de Aula para preescolar.